Científicos de la Universidad Nacional de Kaohsiung en Taiwán, han desarrollado una nariz artificial capaz de detectar el olor de varias bacterias presentes en la sangre causantes de septicemia, con más de un día de anticipación en comparación con los métodos actuales.
La septicemia es una infección grave y potencialmente mortal que empeora en forma muy rápida y que puede surgir de focos de infecciones en todo el cuerpo, dando paso a una invasión aguda del torrente circulatorio por gérmenes o por sus productos tóxicos, y que se manifiesta por fiebre, escalofríos, estupor y signos inflamatorios.
“La actual tecnología supone incubar muestras de sangre en recipientes durante 24 a 48 horas solo para ver si la bacteria está presente y lleva otras 24 horas o más identificar el tipo de bacteria para seleccionar el antibiótico adecuado para tratar al paciente. Para entonces, los órganos del paciente pueden estar dañados o puede estar muerto”, dijo el Dr. James Carey, responsable de la investigación.
El nuevo dispositivo consiste en una botella de plástico, lo suficientemente pequeña como para caber en la palma de una mano, llena de una solución nutriente para que las bacterias puedan crecer. En el interior se adjunta un sensor de matriz química o “nariz artificial”, con 36 puntos de pigmento los cuales cambian de color en respuesta a los productos químicos de olor firma liberadas por las bacterias. Logrando identificar hasta ahora ocho de las bacterias más comunes con un 99% de precisión.
El uso del dispositivo es simple, dijo Carey. Una muestra de sangre de un paciente se inyecta en la botella, que va con un dispositivo agitador sencillo para agitar la solución de nutrientes y fomentar el crecimiento bacteriano. Las bacterias presentes en la muestra de sangre crecerán y liberaran un olor firma que cambia los colores de los puntos de pigmento en el sensor. La prueba se completa en un día, y los resultados se pueden leer en un patrón de cambios de color únicos para cada cepa de bacterias.
La tecnología se basa en un prototipo desarrollado hace un par de años por la Universidad de Illinois, aunque el modelo anterior utilizaba platos de laboratorio y un material nutriente sólido para alimentar a las bacterias, lo que llevaba más tiempo y era menos sensitivo.
Los desarrolladores aseguran que el nuevo dispositivo además podría tener un impacto en la reducción del número de víctimas de sepsis, especialmente en los países en vías de desarrollo u otras áreas carentes de servicios médicos por un costo muy bajo.
Referencia: ACS