Científicos de la Universidad de Harvard han logrado que un mono aprendan a controlar con la mente los movimientos de otro primate que estaba sedado. El logro, realizado gracias a implantes en el cerebro y la médula espinal, puede abrir nuevas vías en la investigación para tratar a personas que están paralizadas por lesiones en la médula espinal.
El mayor problema de las lesiones de médula es que las órdenes que envía el cerebro a las piernas, por ejemplo, no llegan nunca a las extremidades ya que se transmiten por la médula espinal. Desde hace años, investigadores de todo el mundo buscan formas de evitar esa desconexión entre cerebro y extremidades. Avances anteriores habían mostrado, por ejemplo, que un ratón puede controlar a otro si sus cerebros están conectados. Otros trabajos habían demostrado que un primate puede manejar un brazo robótico o el cursor de un ordenador con su pensamiento y también manejar un brazo robótico.
En este experimento los científicos explicaron que, como no había justificación para causar parálisis a un mono, utilizaron dos: el maestro y el avatar sedado.
“El objetivo es saltear la lesión en personas con parálisis en el tallo cerebral o la médula espinal”, dijo Ziv Williams, investigador del estudio.
El simio maestro tenía un chip implantado en el cerebro que podía monitorear la actividad de hasta 100 neuronas. Durante el entrenamiento, las acciones físicas del mono se hicieron coincidir con los patrones de actividad eléctrica en las neuronas.
El avatar tenía 36 electrodos implantados en la médula espinal y se realizaron pruebas para ver cómo estimulando diferentes combinaciones de electrodos afectaba el movimiento. El siguiente paso fue conectar a los dos monos para que el escáner cerebral de uno controlara en tiempo real los movimientos del otro.
El avatar sedado tenía una palanca de juego, mientras que el maestro tenía que pensar en mover el cursor hacia arriba o hacia abajo. En el 98% de las pruebas, el maestro pudo controlar correctamente el brazo del avatar.
“La esperanza es recuperar completamente el movimiento natural. Pienso que es teóricamente posible, pero requerirá una esfuerzo exponencialmente adicional para llegar a ese punto”, agrego.
Por ahora la técnica es demasiado cruda como para ser usada en humanos. Para empezar es necesaria la instalación de electrodos en el cerebro y la médula y los movimientos que se logran no son ni mucho menos perfectos. Pero, en teoría, poder transmitir las órdenes del cerebro a la médula podría ayudar a reconectar la autopista nerviosa que está cortada en personas con parálisis.
Referencia: Nature