Marte ha sido uno de esos objetivos de la ciencia espacial por ya demasiados años. Fue inspiración de decenas de obras de ciencia ficción y los canales marcianos, observados en 1877 por el astónomo italiano Schiaparelli, hizo suponer que en el planeta rojo había vida inteligente.
Sin embargo, a principios del siglo XX, los astrónomos José Comas y Solá y Eugene Antoniadi, con telescopios más potentes, demostraron que estos canales eran accidentes geográficos y que no había razón para pensar que fuesen canales artificiales.
La gran aventura de Marte
El planeta rojo representa el siguiente paso de la conquista del espacio. La Luna fue el primero, en el que se llegó por vez primera en el año 1969 y que fue sin duda un parteaguas.
Fue una hazaña la cual incluso, ha querido repetirse por nuevas naciones que se incorporan a la carrera espacial, como China o la India. Los resultados han sido variados.
Llegar y posar un pequeño robot en la superficie de la Luna ha resultado en unos pocos éxitos y muchos fracasos. Eso habla de la dificultad real de los viajes espaciales, los cuales nos han hecho sentir que son fáciles y sencillos, pues la NASA ha tenido probablemente más éxitos que ningún otro país.
Pero Marte representa la posibilidad de un nuevo mundo el cual podría, ¿por qué no? colonizarse. Desde luego que esta sería una gran aventura marciana y no se espera que pueda lograrse pronto pues hay un sinfín de problemas técnicos que hacen muy complicada la posibilidad de mandar una nave tripulada por seres humanos al cuarto planeta del sistema solar.
Pero la meta está planteada y para ello la NASA lleva años mandando sondas robóticas a Marte, buscando entender mejor el clima, las condiciones atmosféricas, la posibilidad de poder sembrar alimentos e incluso ir a lugares donde podría existir agua y usarla para los potenciales tripulantes de estos futuros viajes al planeta rojo.
Hace unos años mandaron un par de pequeñas sondas robóticas que iniciaron investigaciones en la superficie marciana. Ya en un plan más ambicioso, la NASA mandó al Curiosity, un robot con ruedas capaz de una serie de análisis químicos y que tiene una fuente nuclear, por lo que se ha mantenido funcionando ya mucho más tiempo que el que se tenía pensado para esa misión.
La nueva sonda Perseverance
Este 30 de julio la NASA mandó otro carrito robótico a Marte, el Perseverance, que se espera llegue para el 18 de febrero del 2021 al suelo marciano. Es una versión mucho más poderosa y sofisticada que el Curiosity. El lugar del aterrizaje de la sonda está en el cráter Jezero, en Marte y se espera que la misión dure un año marciano (cerca de 687 días terrestres).
Los objetivos del Perseverance
- Explorar el sitio de aterrizaje a nivel geológico
- Ver la habitabilidad en el pasado
- Buscar signos de vida del pasado, principalmente en rocas, que se conoce, preservan los signos de la vida por mucho tiempo
- Obtener muestras de rocas que se guardarían para en posteriores misiones poderlas recuperar y traerlas a la Tierra
- Demostrar la tecnología robotica y humana en la exploración espacial
Además, habrá un nuevo dispositivo: un pequeño helicóptero que volará por unos 50 segundos en cada intento, el cual será el primer aparato volador humano en otro planeta
¿Te uniste a la aventura marciana?
Recordemos que, en un esfuerzo por interesar al público en general, la NASA promovió la idea de que los ciudadanos pongan su nombre en el nuevo Perseverance y a pocos días del lanzamiento había 10.9 millones de nombres para la misión. Para tener constancia de esto, la NASA entregó a quienes se inscribieron un «pase de abordar», como el que ven aquí -que es el mío:
¿Ustedes alcanzaron a enviar el suyo?