El problema de las unidades de medida es que básicamente definen nuestro vida cotidiana. Están tan integradas a nuestra realidad, que ya las usamos sin darnos cuenta, y cualquier cambio puede sacudir la misma forma en que vemos el mundo.
Por eso es que los cambios anunciados al kilogramo, definidos por la comunidad internacional, han causado resonancia por doquier, aunque en realidad no es para nada tan grave como parece.
¿Qué era un kilogramo?
Muchos no lo sabíamos, pero la definición oficial de un kilogramo era hasta ahora: la masa de un litro de agua en su punto de congelación. El problema es que esa definición puede cambiar dependiendo de la latitud del planeta donde congeles esa agua, porque la densidad del agua cambia según la presión. Y por supuesto, está la cuestión de que tiene que ser agua pura (destilada).
Por todo esto, desde 1889 la comunidad internacional se puso de acuerdo, cogió un cilindro de platino, y dijo que a partir de entonces, eso era un kilogramo. Los estamos reduciendo un poco, pero ese es el concepto.
¿Y cómo cambió el kilogramo?
Según reporta El País, el objeto denominado Prototipo de Kilogramo Internacional (IPK) que durante 129 años sirvió para definir el valor del kilogramo será mandado a descansar y en su lugar se tomarán constantes de la naturaleza.
El problema es que aquel cilindro metálico ha cumplido su labor, pero con sus tropiezos. Y es que el cilindro de platino original ha perdido peso en el último siglo; comparándolo con sus copias, se calcula que ha perdido unos 50 microgramos.
Por eso es que surgió la necesidad para desarrollar una nueva definición de kilogramo, una que no dependa de un objeto concreto y que pueda ser reproducida en cualquier parte del mundo. Así que la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, después de incontables horas de ardua labor, anunció que ya tiene la nueva definición.
El nuevo kilogramo no se define por un objeto físico, sino por una equación con la Constante de Planck (h); es muy usada en física cuántica al ser la menor cantidad de energía posible. Por lo tanto, la unidad será definida en base a una corriente eléctrica y un voltaje.
A partir del año que viene, un kilo ya no será más un kilo. Pero el cambio no tendrá implicaciones en la cesta de la compra https://t.co/rpCGkkiupy
— EL PAÍS (@el_pais) November 16, 2018
“Hay gente que lleva trabajando en esto toda su vida profesional. Ahora podemos centrarnos en mejorar la tecnología y la precisión de nuestras mediciones”, señaló Stuart Davidson, jefe de metrología de masa en el laboratorio físico nacional (NPL) de Reino Unido.
La nueva forma de definir el kilogramo entrará en vigor en 2019. La cifra inmóvil elegida para definir la unidad de masa es la constante de Planck, la cual será medida por medio de un aparato llamado balanza de Watt. “El 20 de mayo de 2019 se vivirá la mayor revolución en la medición desde la Revolución Francesa”, aseguró el premio Nobel Bill Phillips.