Hoy 31 de mayo se celebra en todo el mundo «El Día Mundial Sin Tabaco», el cual tiene el propósito de fomentar un período de 24 horas de abstinencia de todas las formas de tabaco alrededor. Motivo por el cual revisaremos un poco de los posibles riesgos y beneficios del cigarro electrónico.

La epidemia mundial del tabaquismo mata cada año a casi 6 millones de personas, de las cuales más de 600,000 son fumadores pasivos, y se prevé que para el 2030 la cifra se incremente a más de 8 millones de decesos por año. Más del 80% de esas muertes evitables se producirán entre las poblaciones de los países de ingresos bajos y medianos.

El cigarrillo electrónico fue creado en China en 2004 y su en su mayoría están hechos de acero inoxidable, tiene una cámara donde se le introducen saborizantes y nicotina líquida en diferentes concentraciones, es alimentado por una batería recargable y se parece a un cigarrillo de verdad. El usuario da fumadas como lo haría con un cigarrillo de verdad, pero no lo enciende y no produce humo, sino un ligero vapor que contiene nicotina que se absorbe en los pulmones.

 

 

Por lo general, el cigarrillo electrónico se vende para que los fumadores obtengan nicotina en lugares donde no se permite fumar, así como alternativa para ayudar a dejar el tabaco. Sin embargo, aún no existe el conocimiento de ningún estudio riguroso, sometido a arbitraje editorial, que demuestre que el cigarrillo electrónico sea un tratamiento sustitutivo con nicotina seguro y eficaz.

Por su parte los fabricantes alegan que los ingredientes son seguros, aunque esto solo significa que se ha descubierto que los ingredientes son seguros al ingerirlos. Inhalar una sustancia no es lo mismo que tragarla. Existen interrogantes sobre qué tan seguro sea inhalar algunas de las sustancias del vapor que emite el cigarrillo electrónico absorbido por los pulmones.  En su mayoría los cigarrillos electrónicos no tienen una etiqueta que indique sus ingredientes. Por lo tanto, el usuario desconoce lo que contienen estos cigarrillos. Las cantidades de nicotina y otras sustancias que una persona recibe de cada cápsula o frasco tampoco están claras.

“Si los distribuidores de cigarrillos electrónicos quieren ayudar a los fumadores a dejar el hábito, deben efectuar diversos estudios clínicos y toxicológicos en el marco reglamentario adecuado”, dijo Douglas Bettcher, Director interino de la Iniciativa Liberarse del Tabaco de la OMS.

“Mientras no lo hagan, la OMS no puede considerar que el cigarrillo electrónico sea un tratamiento apropiado de sustitución con nicotina y, por supuesto, no puede aceptar sugerencias falsas de que aprueba o respalda el producto. La OMS sólo aprueba y respalda aquellos tratamiento de sustitución con nicotina que tienen una eficacia y una seguridad demostradas”.

Del otro lado de la moneda hace unos días en una carta abierta firmada por más de 50 investigadores y expertos en salud pública hicieron un llamado a la OMS para que «Resista la necesidad de controlar y reprimir los cigarrillos electrónicos«.

En el documento, los expertos escriben que «estos productos pueden estar entre las innovaciones más importantes para la salud del siglo XXI, y quizás salvar cientos de millones de vidas«.

Pero críticos sostienen que es muy poco lo que se sabe de sus efectos a largo plazo y que requieren de una regulación apropiada, vigilancia y manejo de riesgos. Sin embargo quienes apoyan el producto sostienen que es un sustituto de bajo riesgo del cigarrillo.

Entre las investigaciones más sobresalientes se encuentra una realizada por la FDA, la cual encontró sustancias que causan cáncer en la mitad de las muestras de los cigarrillos electrónicos sometidos a prueba. También se encontraron otras impurezas, incluyendo una muestra con dietilenglicol, una sustancia tóxica que se encuentra en el anticongelante de los automóviles.

Indicado que los cigarrillos electrónicos pueden causar cambios en los pulmones a corto plazo que son muy parecidos a los cambios causados por los cigarrillos regulares. No obstante, los efectos a la salud a largo plazo aún no están claros.

Por otra parte al ser dispositivos diseñados para suministrar una sustancia adictiva como la nicotina, El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sugiere contundentemente que el uso del cigarrillo electrónico resultará en una dependencia, salvo que el usuario descontinúe el hábito de su consumo.

En una de sus encuestas publicada en 2013 la CDC indicó que el uso de los cigarrillos electrónicos en los estudiantes de preparatoria y secundaria se duplicó entre 2011 y 2012, con 10% de los estudiantes de escuela preparatoria y 3% de escuela intermedia usándolos y arriesgándose a convertirse en adictos a la nicotina. Entre los estudiantes de escuela preparatoria, 80% fumó cigarrillos regularmente y usó cigarrillos electrónicos al mismo tiempo.

En conclusión el cigarro electrónico es solo una alternativa del cigarro de tabaco convencional para el suministro de nicotina, más no una opción para ayudar a las personas a dejar de fumar.

La nicotina, ya sea por inhalación, ingestión o en contacto directo con la piel, puede ser especialmente peligrosa para la salud y la seguridad de ciertos segmentos de la población, como los niños, los jóvenes, las mujeres embarazadas, madres lactantes, personas con enfermedades del corazón y los ancianos. Los cartuchos de nicotina y accesorios de recarga deben mantenerse fuera del alcance de los niños pequeños en todo momento a la vista del riesgo de asfixia o intoxicación por la nicotina.

Por sus fines de no generan el humo que está asociado con la combustión del tabaco, se cree comúnmente por los consumidores a ser más seguro que fumar tabaco. Esta seguridad ilusoria puede ser atractiva para los consumidores; sin embargo, los productos químicos utilizados no han sido plenamente revelados. Es un área activa de investigación, pero actualmente no hay los estudios suficientes para ratificar tanto sus beneficios como sus posibles efectos dañinos.

Hoy en día el cigarrillo electrónico se vende en países como Austria, Alemania, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Hungría, Países Bajos, Reino Unido, Rumania, Canadá, Estados Unidos y Suecia. Así como prohibidos en Argentina, Australia, Grecia, Brasil, Lituania, México, Panamá, Singapur y Uruguay.

Referencia: OMS1OMS2, CDC, BBC, FDA