El síndrome de Down es una de las causas más comunes de anomalías congénitas en los humanos, es un trastorno genético en el cual una persona tiene 47 cromosomas en lugar de los 46 usuales. En la mayoría de los casos ocurre cuando hay una copia extra del cromosoma 21, denominándose trisomía 21. El cromosoma extra causa problemas con la forma como se desarrolla el cuerpo y el cerebro, siendo la causa más frecuente de discapacidad cognitiva psíquica congénita.
La incidencia global del síndrome de Down se aproxima a uno de cada 700 nacimientos, pero el riesgo varía con la edad de la madre. La incidencia en madres de 15-29 años es de 1 por cada 1,500 nacidos vivos; en madres de 30-34 años es de 1 por cada 800; en madres de 35-39 años es de 1 por cada 385; en madres de 40-44 años es de 1 por cada 106; en madres de 45 años es de 1 por cada 30.
“La mayoría de las personas con el síndrome de Down tienen un cerebelo que es un 60% del tamaño normal”, afirmó el Dr. Roger Reeves, de la Universidad Johns Hopkins, uno de los principales autores del estudio.
Una simple dosis de está sustancia experimental hace que el cerebelo de estos roedores se desarrolle normalmente y aumente su capacidad de memoria y aprendizaje, cualidades que normalmente son manejados por una parte distinta del cerebro, la conocida como hipocampo.
Estos experimentos con ratones son potencialmente prometedores para el desarrollo de tratamientos con efectos similares, indicaron los autores de este trabajo. Sin embargo, ajustar el tratamiento para uso humano será complicado, ya que alterar el crecimiento del cerebro podría llevar a consecuencias indeseadas, como desencadenar un cáncer.
Actualmente no hay cura para el síndrome de Down, su cromosoma adicional conlleva una copia extra de más de 300 genes que provocan discapacidades intelectuales, gestos faciales distintivos y otros problemas de salud pero el avance podría significar la base para una futura alternativa.
Referencia: Science Translational Medicine