Como ocurre con las huellas digitales, no hay dos impresoras 3D exactamente iguales. Esto es el punto de salida de un nuevo estudio que se piensa podría ser usado con precisión para poder dar seguimiento a los objetos 3D que se imprimen desde una impresora en particular. Con ello podría aplicarse la ley a quienes imprimen armas de fuego o piezas piratas, por ejemplo.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Buffalo han hecho un avance, al cual llaman “PrinTracker”, que podría ser usado por las autoridades y las agencias de inteligencia para buscar el origen de armas impresas en 3D, así como productos ilegales o piratas. “La impresión 3D tiene usos maravillosos, pero también es el sueño de los piratas. Pero más preocupante es su potencial para poder hacer armas de fuego y ponerlas a disposición del público el cual en principio, no debería tener acceso a las mismas”, dice el autor líder del estudio, Wenyao Xu, profesor de ciencias de la computación e ingeniería en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Buffalo.
El estudio se presentó en Toronto en la conferencia de la ACM sobre Computadoras y Seguridad en las Comunicaciones, el cual se llevó a cabo del 15 al 19 de octubre. El estudio incluye a co-autores de la Universidad Rutgers y la Universidad del Noreste. Para entender qué hicieron es bueno revisar cómo trabaja una impresora 3D. De hecho, al igual que una impresora de cartuchos de tinta, la impresora se mueve hacia adelante y hacia atrás, mientras está imprimiendo el objeto. En lugar de tinta usa un filamento de plástico que se calienta y que va formando capas en la imagen a imprimir, hasta que se tiene la forma del objeto en 3D.
Cada capa de un objeto en 3D tiene detalles pequeños, medidos generalmente en sub-milímetros, que se denominan “patrones de llenado”. Estos patrones deberían ser uniformes. Sin embargo, los modelos de las impresoras, los tipos de filamentos que pueden usar, la cabeza de impresión, entre otros factores, generan pequeñas imperfecciones en dichos patrones. El resultado es una pieza con detalles únicos de la impresora que generó la imagen tridimensional. Y así, como la huella dactilar de una persona, estos patrones son únicos y repetibles en cada impresora. El resultado es evidente: en principio se puede saber si una impresora 3D en particular imprimió una pieza específica.
La idea del procedimiento es en alguna manera parecida a lo que se hace con las armas. Se puede saber si una pistola fue disparada gracias a que las balas que salen del cañón de un arma en particular, generan una serie de rayas o patrones únicos de esa arma. Con este mismo concepto, en principio será posible saber si una pieza fue impresa en una impresora 3D en particular.
PrinTracker genera de manera muy sofisticada una serie de claves para saber si una impresora pudo haber hecho una pieza en particular y al ponerlo a prueba, resultó que el sistema encontraba la impresora que imprimió una pieza con una exactitud del 99.8% Los investigadores hicieron algunas otras pruebas, intentando confundir al software y en el peor de los casos, los resultados fueron de un 92% de aciertos sobre qué impresora había impreso una pieza en particular.