El robot Curiosity en Marte ha tenido grandes éxitos aunque un enorme fallo, sus ruedas, asunto que resultó de alguna manera inesperado. Para prevenir que esto vuelva a ocurrir en las próximas misiones, el Laboratorio Glenn de Investigación de la NASA, está desarrollando una nueva clase de ruedas que permite que sean más durables que los diseños anteriores, así logrando vehículos más robustos. Las nuevas llantas pesas unos 10 kilos y permiten soportar cargas de unos 80 kilogramos.
Una crítica común a la NASA es su tendencia de reinventar la rueda pero en este caso parece ser justificada la razón. La agencia espacial empezó rediseñando sus satélites en lugar de explotar los diseños probados. Igualmente fue notorio el desarrollo de plumas cargadas de gas para que funcionaran en gravedad cero, en lugar de usar lápices, por ejemplo.
En lo que se refiere a las ruedas, la NASA ha trabajado más de medio siglo tratando de inventar una rueda que pueda funcionar adecuadamente en otros planetas. En la Tierra, las ruedas con aire se han demostrado como eficientes y efectivas, pero en la Luna o Marte las cosas no funcionan igual. Pero peor aún, hay que pensar en diseñar llantas que vayan a lugares que ni siquiera sabemos cómo es su terreno. Desde los años 60s del siglo pasado, la NASA ha inventado todo género de llantas y ruedas, y cosas similares.
En el primer carro espacial, que se usó en la Luna, en la misión 15 del Apolo, en 1971, se tenían llantas flexibles, armadas con una malla metálica, con titas de titanio, que podían manejar el suelo lunar. Pero en Marte los robots usaban ruedas de aluminio y cuando se diseñó el Curiosity, no se esperaba que el terreno en donde actuaría sería tan duro como se demostró ser. En un año de trabajo empezaron a aparecer agujeros en las ruedas del Curiosity, una preocupación importante porque desde luego, si se llegan a dañar lo suficiente estas ruedas, el robot perdería mucho de su autonomía.
De acuerdo a los ingenieros de la NASA, se está considerando usar una forma avanzada de ruedas de resortes para las siguientes misiones a Marte, que podría dar mejor tracción y durabilidad, pero por el momento, los experimentos en la Tierra en un Marte simulado, no han tenido todo el éxito esperado y las llantas parecen deformarse bajo cierta presión, perdiendo su forma.
Sin embargo, ingeniero Colin Creager junto con el científico de materiales, Santo Padula, llegaron a una interesante solución. Padula sugirió usar un material con memoria, que permite que el material cristalino se deforme y regrese a su posición original a nivel atómico. Y aunque aún están en desarrollo, la NASA ve una gran posibilidad en estas llantas. No solamente son más durables, sino que pueden adecuarse al terreno en donde se presenten.