No hay duda que los avances de la tecnología son tales, que muchas veces perdemos la capacidad para asombrarnos, pero claramente, el envío de la nave InSight a Marte, por parte de la NASA, es un parte aguas en las misiones que se han llevado al planeta rojo, y si lo pensamos, considérese que se están comunicando con un robot que está a unos 250 millones de kilómetros, el cual manda información de lo que acontece en el sitio donde ha aterrizado.
Por ejemplo, en la misión InSight se ha puesto a andar el brazo robótico, el cual mide aproximadamente dos metros. Este brazo servirá para colocar por ejemplo, los sismógrafos que lleva a nivel de suelo para intentar medir los temblores de tierra que ocurran en Marte. Pero también el brazo mecánico servirá para poder ayudar a la propia nave a diagnosticarse y ayudarse con dicho robot, a corregir problemas que pudiesen presentarse.
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— NASA InSight (@NASAInSight) December 7, 2018
Desde la llegada de InSight a suelo marciano, las actividades de la sonda han sido intensas. La sonda ha enviado “selfies” mostrando que está funcionando, desplegando sus paneles solares y logrando incluso un nuevo récord para generar electricidad en el planeta rojo. Y ahora viene el meticuloso trabajo de checar todos los sistemas de la nave para poner en un par de meses todos los instrumentos de medición calibrados y funcionando.
Para esto, el control de la misión, el JPL de Pasadena, California, ha ordenado al InSight que ejercite su brazo robótico, el cual tiene una cámara en una parte del mismo, lo que permite examinar el entorno de la nave. Además se ayuda de una cámara extra que está en el cuerpo de la nave, la cual toma imágenes del frente del InSight en donde los instrumentos serán colocados, aunque por el momento el lente se ve oscurecido por el polvo presente cuando se aterrizó.
La sonda InSight ha estado ya unos 10 días probando sus sistemas e instrumentos, con un sistema meteorológico que ya ha tomado medidas del viento, la temperatura e inclusive del campo magnético local. Ha detectado esos diablillos de polvo que se miden porque causan una caída súbita en la presión del aire.
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Los objetivos de la misión son, sin embargo, el entender la estructura interna y la dinámica de los sistemas geológicos de Marte, lo que implica colocar el sismógrafo y el poder perforar el piso en algún momento hasta unos 5 metros de profundidad. No obstante las ansias de empezar a medir, la misión está haciendo las cosas con sumo cuidado para evitar que ocurra alguna falla y entonces se detengan las actividades de la sonda de forma abrupta.
“Hicimos pruebas muy extensas en la Tierra, pero sabemos que todo es un poco diferente con la sonda ya en Marte, por lo que las fallas no son inusuales”, dijo Tom Hoffman, gerente del proyecto InSight. “Esto puede retrasar las operaciones pero es que no tenemos prisa alguna. Queremos asegurarnos que cada operación que hagamos en Marte sea segura”.