El telescopio TBT2 (Test-Bed Telescope 2), segundo de su tipo en el mundo de la Agencia Espacial Europea, vio su “primera luz” en el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), ubicado en el desierto de Atacama, en Chile, y su principal objetivo será proteger a la Tierra de asteroides peligrosos.
El proyecto del TBT2 es un trabajo de colaboración entre ESO y la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), y se suma al TBT1, el primer telescopio del mismo tipo que la agencia espacial construyó en la Estación Cebreros, en España. Ambos telescopios, idénticos, vigilarán el cielo en busca de objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) que puedan suponer un riesgo para nuestro planeta.
“El proyecto es un ‘banco de pruebas’ para demostrar las capacidades necesarias para detectar y realizar observaciones de seguimiento de objetos cercanos a la Tierra de manera eficiente”, explicó Clemens Heese, Jefe de la Sección de Tecnologías Ópticas de la ESA y líder del proyecto TBT, a través de un comunicado de la agencia.
Estos telescopios servirán como precursores para la red de telescopios Flyeye, un esfuerzo global para buscar objetos celestes de riesgo como asteroides y cometas.
El principal telescopio de la red, cuyo nombre es también Flyeye, está en construcción por parte de la ESA en la cima de una montaña en Sicilia, Italia, y su inauguración está prevista para 2022.
Este telescopio Flyeye utilizará una nueva tecnología para realizar estudios del cielo nocturno de manera automatizada, la cual dividirá cada imagen captada en 16 subimágenes más pequeñas, lo que expandiría su campo de visión general. La idea de esta técnica está inspirada en la manera en que funciona el ojo compuesto de una mosca —de ahí su nombre.
El objetivo sería escanear por completo el cielo, identificando automáticamente posibles nuevos objetos cercanos a la Tierra, los cuales serían revisados a la mañana siguiente por operadores humanos para asegurarse de que se trata de detecciones reales. Por lo pronto, los telescopios TBT1 y TBT2 ayudarán al desarrollo tecnológico de la red Flyeye.
“Aunque los telescopios en sí tienen un diseño bastante estándar, nos permitirán desarrollar y probar los algoritmos, la operación remota y las técnicas de procesamiento de datos que nuestra futura red de telescopios Flyeye utilizará para realizar estudios nocturnos automatizados de todo el cielo», dijo Heese.
Según el comunicado de la agencia, actualmente se conocen más de 900,000 asteroides en nuestro Sistema Solar, de los cuales unos 25,000 son objetos cercanos a la Tierra —y su órbita los acerca al planeta—. Más de 1,000 de estos objetos están en la lista de riesgo de la ESA, lo que significa que es necesario tenerlos bajo observación.
En general, los objetos más grandes son de fácil detección y las órbitas de los grandes asteroides conocidos ya se han estudiado a fondo. Sin embargo, los objetos pequeños y medianos son mucho más comunes en el Sistema Solar y no se conocen tan a fondo, por lo que podrían causar daños en un eventual impacto con nuestro planeta.