Las impresoras 3D son actualmente una de las herramientas más prometedoras para dar soluciones a diversos problemas y necesidades de la humanidad, pero un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto de Tecnología de Illinois muestra que estas impresoras pueden tener importantes emisiones de partículas nanométricas potencialmente dañinos para la salud.
La historia de las impresoras 3D inició en 1976, cuando se inventó la impresora de inyección de tinta. En 1984 los avances de dicha impresora se modificaron de imprimir tinta, a imprimir materiales. En ese año Charles Hull, cofundador de 3D Systems inventó la estilográfica, un proceso de impresión que permite crear un objeto tridimensional a partir de información digital, y en 1992 se produjo la primera máquina que involucra un láser de rayos UV de fotopolímeros solidificantes.
Para el estudio los científicos midieron las concentraciones de partículas ultrafinas que resultan de la operación de los cinco modelos más populares de impresoras 3D. Las partículas ultrafinas (o las UFP) son partículas pequeñas, de tamaño nanométrico de menos de 100 nanómetros de diámetro. Utilizando los polímeros del tipo acrilonitrilo butadieno estireno (ABS) y ácido poliláctico (PLA) para la creación de figuras, se clasificaron como altos emisores de partículas ultra finas (UFP’s) con aproximadamente 20 mil millones de partículas por minuto para el (PLA) y alrededor de 200 mil millones de partículas por minuto para el (ABS), algo que en un principio puede sonar muy peligroso pero esto es el equivalente a lo que produce el humo del cigarro.
Los participantes en este estudio advirtieron que debido a su tamaño, las partículas pueden depositarse en los pulmones de los usuarios y tener una ruta peligrosa hacía el torrente sanguíneo. Diversos estudios han relacionado las altas concentraciones de los UFP’s con enfermedades como el cáncer de pulmón, ataques cerebro vasculares, y el desarrollo de síntomas de asma.
Aunque con este estudio los científicos aun no encuentran evidencias suficientes para prohibir el uso completo de este tipo de artefactos, sin embargo se ha aconsejado a los usuarios que usan esta tecnología a usar esta máquina en espacios abiertos y que tengan buena ventilación.
En conclusión está claro que a pesar de necesitarse más estudios sobre sus implicaciones a la salud este trabajo principalmente debe servir a las compañías fabricantes de impresoras 3D para instalar y fijar sistemas de filtración de partículas más eficientes en este tipo de aparatos antes.
Referencia: Science Direct