Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Louis han desarrollado unas gafas que ayudarán a los cirujanos a visualizar las células cancerosas, al resaltarlas con un brillo de color azul. Dicha tecnología ya ha sido probada durante la extirpación de un nódulo linfático el pasado 10 de febrero en el Hospital Barnes-Jewish.
Las células cancerosas son muy difíciles de ver, incluso con una lupa de gran potencia. Las gafas están diseñadas para hacer que sean más fáciles de distinguir de células sanas, en el transcurso de la cirugía.
La técnica, desarrollada por un equipo liderado por Samuel Achilefu, profesor de radiología e ingeniería biomédica de la Universidad de Washington, incorpora tecnología de video, un visualizador que se instala en la cabeza, y un agente molecular específico que se une a las células cancerosas, y que hace que éstas brillen cuando se ven a través de las gafas.
En estudios experimentales realizados con ratones de laboratorio, los investigadores utilizaron un colorante llamado verde de indocianina. Este agente fue inyectado en el tumor de tal manera que, cuando las células cancerosas eran observadas a través de las gafas, aparecían iluminadas de color azul.
A finales de febrero, la tecnología volverá a ser probada en una operación para eliminar un melanoma a un paciente pero, en teoría, las gafas podrían ser utilizadas para visualizar cualquier tipo de cáncer.
«Estamos en las primeras etapas de desarrollo de esta técnica, y quedan pruebas e investigaciones por hacer, pero potenciales beneficios para los pacientes nos alientan», explica Julie Margenthaler, profesora de cirugía de la Universidad de Washington y autora de la primera operación de prueba con las gafas, en un comunicado de dicha Universidad.
«Imagínese lo que significaría que estas gafas eliminen la necesidad de cirugía extras para el seguimiento de la enfermedad, en conjunto con todo el dolor, las molestias y la ansiedad que la cirugía conlleva», señala la cirujana.
La atención actual al cáncer requiere que los cirujanos extirpen los tumores y parte del tejido que lo circunda, que puede o no contener células cancerosas. Las muestras extraídas se envían a un laboratorio de patología, donde son observadas bajo un microscopio. Si en ellas se encuentran células cancerosas; suele recomendarse una segunda cirugía para la extirpación del tejido adicional.
Las gafas podrían, por tanto, reducir la necesidad de algunos procedimientos quirúrgicos, así como el estrés de los pacientes; e incluso ahorrar en tiempo y gastos. Según Margenthaler, especialista en cáncer de mama, entre un 20 y un 25% de las pacientes con esta enfermedad precisan de una segunda cirugía porque la tecnología disponible actualmente no muestra adecuadamente durante una primera operación la verdadera extensión de las células cancerígenas. «Nuestra esperanza es que esta nueva tecnología reduzca o, idealmente, elimine la necesidad de una segunda cirugía,» afirma.
Referencia: Universidad de Washington