“Esa no es una luna”. Es una de las frases más emblemáticas de Star Wars y la dice Obi-Wan Kenobi en Episodio IV: Una nueva esperanza cuando, junto con Luke, Han y Chewie a bordo del Halcón Milenario, se aproximan a la Estrella de la Muerte.

La aclaración de Obi-Wan no es gratuita, pues con sus 120 kilómetros de diámetro, cualquiera podría confundir a la Estrella de la Muerte con una luna.

Teniendo en mente esas especificaciones, ¿qué pasaría si esa estación espacial colisionara contra la Tierra?

Para sacarnos de la duda, existe Impact Earth, un software en línea que simula los hipotéticos efectos que tendrían las colisiones de objetos celestes contra nuestro planeta.

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El software necesita que se llenen ciertos parámetros, como el diámetro del proyectil, su densidad, el ángulo de impacto, la velocidad y el tipo de objetivo (roca sedimentaria, roca cristalina y aguas profundas).

Para el caso de este ejercicio, no tomaremos los datos de la primera Estrella de la Muerte, sino los de la segunda, la que es destruida en el desenlace de Episodio VI: El regreso del Jedi.

¿Por qué la segunda? Porque en Episodio IX: El ascenso de Skywalker nos es revelado que los restos de la estación cayeron no en la luna boscosa de Endor (sobre la cual orbitaba), sino en Kef Bir, la luna oceánica del mismo sistema.

La segunda Estrella de la Muerte fue más grande que la primera, con un total de 160 kilómetros de diámetro y una densidad aproximada de 100 kg/m3.

Nosotros partimos de un escenario en el que el ángulo de impacto es de 90°, a una distancia de 2000 kilómetros y a una velocidad de 11 km/s, sobre roca sedimentaria.

Ingresamos los datos en Impact Earth, esperamos a que la simulación tuviera lugar y obtuvimos varios resultados, entre ellos el tamaño del cráter, la energía y los daños globales.

El diámetro final del cráter sería de 323 km y su profundidad final de 1.68 km.

La energía es lo preocupante, pues se disiparía lo equivalente a 3.100.000.000 megatones de TNT, es decir, 53 millones de veces más energía que la Bomba del Zar, la explosión nuclear más grande que ha habido en la Tierra. En otras palabras, la extinción de todo como lo conocemos.

Y acerca de los daños globales, no serían significantes, pues de acuerdo con la simulación no habría alteraciones en el eje de la Tierra y la órbita tendría un cambio apenas perceptible.

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