Científicos de la Universidad Complutense de Madrid han desarrollado un nuevo método para atacar células cancerosas mediante luz ultravioleta. Técnica que es posible al desarrollo de nanopartículas biocompatible mesoporosas de silicio capaces de liberar una carga tóxica al activarse con luz.
“Las células tumorales presentan una mayor demanda de nutrientes debido a su rápido crecimiento, lo que provoca la sobreexpresión de algunos receptores de su superficie”, dijo María Vallet-Regí, autora principal del estudio-
El nuevo método funciona debido a que las nanopartículas se dirigen a los receptores de transferrina (una proteína encargada de transportar hierro), cuya sobreexpresión es 100 veces más alta en las células tumorales que en las sanas, ya que al capturar más hierro son capaces de sostener la alta velocidad de proliferación de los tumores sólidos.
Para ‘engañar’ a las células malignas, las nanopartículas están cubiertas de transferrina. Una vez que consiguen llegar al interior de los vasos sanguíneos, si se estimulan con una luz ultravioleta, liberan el contenido tóxico y provocan una muerte celular en cascada.
“Hemos diseñado un dispositivo ‘inteligente’ que responde a la aplicación de un estímulo, la luz, liberando solo el fármaco si se expone a ella. La ventaja de la luz es que se puede controlar espacial y temporalmente, seleccionando la zona y el tiempo de exposición. Además, también se puede aplicar a zonas tumorales internas usando sondas ópticas”.
Así mismo, la investigadora refiere que, aunque la luz ultravioleta por sí misma puede ser dañina para cualquier tipo de célula, el dispositivo permite delimitar muy específicamente la superficie y el tiempo, aplicando el fármaco en una zona concreta sin dañar los tejidos adyacentes.
Algunas de las ventajas de este sistema es que con la aplicación de dosis muy pequeñas se puede lograr la muerte total del tumor. Por su parte, la cubierta de las nanopartículas realiza una doble función, tanto como agente director para acceder a los vasos sanguíneos y como de tapa de los poros, para evitar la salida prematura del fármaco.
La herramienta se ha probado in vitro, en líneas celulares con neuroblastoma, fibrosarcoma, osteosarcoma y sarcoma de Ewing. Según los investigadores, podría aplicarse para tratar tumores que afecten a la piel, al esófago y al estómago, tejidos que se puedan radiar fácilmente con este tipo de luz o, en el caso de tumores más internos, con sondas ópticas. Antes de llegar a la parte clínica, el siguiente paso será probar la herramienta en roedores.
Referencia: Research Gate