La cantidad de escombro espacial ha crecido exponencialmente en los últimos años y la proyección es que ese crecimiento se mantenga, por lo que la Agencia Espacial Europea (ESA) exhortó a la comunidad internacional para que se implementen soluciones al problema, mediante una publicación en su página.

La aclamada película de Alfonso Cuarón Gravity (2013) es un trabajo de ficción, pero basado en la posibilidad muy real de que el escombro espacial que está en órbita choque con la Estación Espacial Internacional y cause un accidente fatal.

Las colisiones accidentales entre objetos en el espacio producen nubes de escombros que se mueven a gran velocidad (tal como se ve en la película). Esas nubes van dañando otros satélites adicionales, lo que provoca que vayan creciendo e incrementa el riesgo y por lo tanto las órbitas satelitales más utilizadas alrededor de la Tierra cada vez son menos seguras. 

Este escombro también representa un riesgo para las naves espaciales que van a la ISS y las personas involucradas, o para las sondas que van a Marte o cualquier otra misión espacial, además de los propios satélites que utilizamos.

Los satélites se utilizan en infinidad de áreas y disciplinas, desde, por supuesto, las ciencias espaciales, la observación de la Tierra, la meteorología, la investigación climática, las telecomunicaciones, hasta la navegación y la exploración. Estos artefactos ofrecen una perspectiva única y son un recurso excepcional para la recopilación de datos científicos y diversas aplicaciones y servicios esenciales en la Tierra pero el escombro espacial representa un riesgo para todos los satélites funcionales en órbita. 

 ¡Choque a la vista!

El primer satélite que se puso en órbita fue el Sputnik ruso, en 1957. Así, en los pasados 60 años, tras 6,050 lanzamientos, se han colocado unos 56,450 objetos en órbita, de los cuales unos 28,160 permanecen en el espacio y son rastreados regularmente por la Red de Vigilancia Espacial de Estados Unidos y se registran en un catálogo que incluye los objetos de 10 centímetros o más en órbita baja (conocida como LEO por sus siglas en inglés) y los objetos de 30 centímetros a 1 metro en órbitas geoestacionarias (GEO). Solo una pequeña parte, unos 4,000, son satélites operativos intactos. En otras palabras, todos dichos artefactos en el espacio orbitando la Tierra tienen una masa total de más de 9,300 toneladas.

Los satélites de hoy deben realizar maniobras para evitar colisiones con escombros espaciales, lo que representa un costo alto y actualmente se emiten cientos de alertas a la semana para evitar colisiones.

La primera colisión causada por escombro espacial ocurrió en 2009, pero desde entonces el crecimiento ha sido exponencial. Aunque hay muchos objetos y satélites diseñados para ir perdiendo altitud, lo que provoca que en algún momento reingresen a la atmósfera y se consuman en fuego por la fricción atmosférica, otros se quedan en órbita y representan un riesgo.

La Agencia Espacial Europea lanzó un video que tituló Tiempo de actuar, donde explica el problema, lo que se ha hecho para evitar el problema y lo que se puede hacer, ya que publicó algunos lineamientos de sustentabilidad.