Después de casi cuatro décadas de inactividad, la NASA ordenó con éxito a la sonda Voyager 1, que está ya en el espacio profundo, que encendiera sus cohetes. Pasaron 37 años para que esto ocurriera exactamente. El 28 de noviembre se hicieron pruebas en el Jet Propulsion Lab (JPL), en Pasadena, California, como parte del esfuerzo de mantener funcionando a la nave no tripulada por al menos los siguientes tres años a la velocidad actual en el espacio interestelar.
El Voyager 1 se lanzó hace unos 40 años y es el objeto humano que está más lejos del planeta Tierra, el cual está hoy día a unos 22 mil millones de kilómetros. La nave tiene un propulsor nuclear que va a 62.140 km/hora y si consideramos la velocidad de la luz, que es de 300 mil kms por segundo, entonces la nave está a unas 19 horas y 35 minutos desde la Tierra para hacer contacto con la sonda. En el 2013 se convirtió en la primera nave que llegaba al espacio interestelar y la agencia espacial piensa que sus baterías nucleares podrán mantener la nave hasta el 2025.
Sin embargo, no importa si la fuente de potencia nuclear de la nave opera o no. Lo que importa es si la antena se mantiene apuntando hacia la Tierra. Si pasa algo y esto se pierde, el peligro de perder el contacto con la nave y que ésta se desactive de forma automática es algo que podría ocurrir y nadie podría evitarlo. Por ello, lo que se está haciendo es observar el conjunto de sus giróscopos y sus cohetes (8 primarios y 8 de repuesto), para mantener la nave bajo control.
Los cohetes de la sonda son fundamentales durante las maniobras complejas del Voyager 1 cuando voló por Júpiter y Saturno. No solamente se aseguraron que la nave siguiera la trayectoria calculada para ser ayudada en su empuje por la gravedad de los planetas gigantes, sino para además, poder escapar del sistema solar, pero aún así, hay que mantener alineada -como dijimos- la antena para que apunte en la dirección correcta.
Una vez que el Voyager 1 dejó Saturno sus cohetes se volvieron redundantes y la NASA entonces decidió apagarlos para así detener el posible calentamiento y conservar la energía eléctrica. Actualmente se confía en solamente cuatro cohetes que mantienen a la sonda apuntando hacia la Tierra usando muy poca energía y soltando gas por un par de milisegundos. El problema básico es que el combustible de los cohetes está limitado y los motores empiezan a degradarse, por lo que generan cada vez menos fuerza de empuje.
Para mantener entonces al Voyager 1 vivo, un grupo de expertos del JPL recomendó a los responsables de la misión que encendieran los motores para hacer ciertas correcciones en sus maniobras, los cuales no se habían prendido desde 1980. Cabe decir que el software que controla muchos de los datos del sistema se escribió en ensamblador, en esos días donde el Fortran y el BASIC eran lenguajes de programación dominantes.
De acuerdo a la NASA, la prueba del pasado miércoles hizo que los cohetes se encendieran por 10 milisegundos, en una serie de pulsos que demostraron de que era aún capaces de ser usados para las maniobras esperadas. La agencia espacial planea encender los cuatro cohetes en enero próximo (2018), para mantener la nave bajo control. Además, la agencia planea hacer algo parecido con el Voyager 2, el cual entrará en el espacio interestelar en un par de años.