La atmósfera en Marte es ligera, muy fina, y además es seca, por lo que los días nublados son escasos en el Planeta Rojo. Este año, sin embargo, el rover Curiosity estaba atento y desde enero pasado ha estudiado formaciones de nubes tempranas. La paciencia dio resultado y logró sacar imágenes de tenues bocanadas de cristales de hielo que se dispersaban frente a la luz del sol y la NASA las dio a conocer mediante un comunicado.
Las formaciones de nubes suelen ocurrir en el ecuador del planeta vecino y en la época más fría del año, cuando Marte está en su posición orbital más lejana al sol. Sin embargo, hace un año marciano (lo que representa un par de años terrestres), los científicos de la NASA notaron que se formaron nubes sobre el rover Curiosity antes de lo esperado.
Tras todo este tiempo de espera del movimiento de traslación de Marte, la NASA estaba preparada para documentar este año las nubes tempranas desde el momento en que aparecieron por primera vez, a finales de enero.
Las imágenes resultantes de este acto de paciencia son espectaculares.
Estas fotografías, explica el comunicado, le sirven a los científicos para comprender cómo es la formación de nubes en el Planeta Rojo, así como saber lo que motiva su formación y cuál es la diferencia con las nubes normales que se forman en la atmósfera marciana.
Por lo pronto, el equipo del Curiosity ya descubrió que estas nubes tempranas se forman en altitudes más allá de lo habitual.
La mayoría de las nubes marcianas flotan a no más de 60 kilómetros de la superficie del planeta y están compuestas por hielo de agua. Sin embargo, estas se ubican a mayor altitud (donde hace más frío), por lo que es probable que estén formadas por hielo seco, es decir, dióxido de carbono congelado.
Ahora, la NASA busca pistas para poder establecer con exactitud la altitud de una de estas nubes, aunque es necesario realizar más análisis de los datos conseguidos por el Curiosity para determinar qué nubes son de hielo de agua y cuáles son de hielo seco.
Algunas de las imágenes del Curiosity muestran lo que se conoce como nubes noctilucentes, es decir, que brillan de noche. Vistos después del ocaso, los cristales de hielo captan la luz del sol (precisamente por la altitud en la que están), por lo que hace parecer que brillan en contraste con el cielo que ya se ve oscuro, explicó la NASA en su comunicado, y eso es uno de los elementos que tienen los científicos para medir la altitud de estas nubes.
En la Tierra también pueden verse nubes noctilucentes y se han observado en nuestra atmósfera superior en el Ártico.
Las imágenes también muestran nubes iridiscentes o nubes nacaradas (el nombre científico que se les da en la Tierra es nube estratosférica polar). Estas nubes sobre el cielo marciano muestran colores azules, rosas y verdes muy brillantes, dándole variedad al aburrido color marrón seco que predomina en Marte.
«Si ves una nube con un conjunto de colores pastel relucientes es porque las partículas de la nube son casi idénticas en tamaño», explicó en el comunicado de la NASA, Mark Lemmon, científico atmosférico del Instituto de Ciencias Espaciales en Boulder, Colorado. «Esto suele pasar justo después de que las nubes se hayan formado y crecido todas al mismo ritmo».