La misión Gaia se lanzó al final del año pasado con el objetivo principal de medir con precisión la posición de unas mil millones de estrellas, un uno por ciento de la población de la Vía Láctea, a través de triangulación de alta precisión. En el proceso, la nave espera también detectar medio millón de quasares, decenas de miles de asteroides y cometas dentro de nuestro Sistema Solar, así como un gran número de nuevos y distantes planetas.
Cuando un planeta orbita una estrella, los efectos gravitacionales causan que la estrella oscile en un patrón periódico y predecible. Examinando los movimientos de la estrella se pueden saber muchas cosas, por ejemplo, el número de planetas que orbitan en esa estrella en un sistema planetario dado. De acuerdo a un estudio reciente, los instrumentos de Gaia podrían ser capaces de caracterizar a estrellas que estén hasta unos 3,262 años luz de nosotros.
Gaia, en la mitología griega es la personificación de la Tierra. Y aunque hay cierta ironía porque la nave no puede detectar otros planetas parecidos a la Tierra, podría detectar planetas de 1 a 15 veces la masa de Júpiter y con largos períodos orbitales. A pesar de esto, la misión dará mucha información valiosa sobre la Vía Láctea y sus posibilidades de hallar sistemas planetarios que pudiesen ser parecidos al nuestro.
Los investigadores piensan que habrá 25 a 50 planetas muy extraños, «planetas «en tránsito», que serían aquellos colocados exactamente entre la nave y la estrella al tiempo de hacer la observación. Otros 1000 a 1500 planetas podrían estar orbitando enanas del tipo M hasta unos 324 años luz de la Tierra. Y al menos es suficiente por el momento antes de que en el 2018 aparezca en escena un telescopio mucho más poderoso, como el James Webb.
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