Desde que se inició la exploración espacial, en 1957 con el primer cosmonauta ruso, Yuri Gagarin, cada vez hay más actividad más allá de la atmósfera terrestre con la consecuente basura, dejada por los restos de cohetes o satélites que ya incluso han dejado de funcionar.
Así pues, en más de 60 años el ser humano ha dejado toda clase de objetos que flotan en órbitas diferentes alrededor de la Tierra. En 1979 la NASA -aparentemente- se dio cuenta que esto podía ser un problema para el futuro e inició un programa que llamó NASA Orbital Debris y en donde se contemplan tanto los objetos naturales como pequeños meteoritos así como los artificiales, creados por el ser humano. Para diciembre del 2016 ya se habían contabilizado unas 5 colisiones entre satélites
El 5 de julio del 2016, el Comando Estratégico de los Estados Unidos había ya monitoreado un total de 17,852 en órbita sobre la Tierra, incluyendo 1,419 satélites en operación. Pero hay que considerar que estos son objetos que son lo suficientemente grandes para seguirles la pista. En julio del 2013, dos años antes, ya se habían contabilizado 170 millones de pequeñas partículas de 1 cm cada una en órbita y alrededor de 670 mil pequeñas partículas de entre 1 y 10 cms de largo.
El problema es que las partículas y objetos de todos tamaños podrían ser un peligro para las misiones espaciales, incluso la Estación Espacial Internacional o el Telescopio Hubble, entre otros satélites de investigación que están en órbita actualmente. Los problemas más típicos pueden ser que estas partículas choquen contra los paneles solares o en la óptica de los telescopios espaciales.
A unos 2000 kms de altura, la basura espacial es más densa que los meteoritos, en donde la mayoría de lo que se observa es polvo de los motores de los cohetes o bien restos del congelante de los satélites que funcionan con energía nuclear como el RORSAT. A manera de ilustración, la Estación Espacial Internacional orbita a una altura que va de los 300 a 400 kms m de altura y la colisión de dos satélites en el 2009 se dio a una altura de 800 a 900 kms. De hecho, se calcula que la estación internacional podría tener una colisión con la basura espacial en una posibilidad entre 10,000, aunque bien podría evitarse con maniobras adecuadas.
Y sí, como dirían coloquialmente: «Houston, tenemos un problema», pero el asunto es que desde hace años se trabaja en el mismo y eventualmente será controlado. Ya hay un número de posibles planes para recoger parte de esta basura espacial. Y es cierto, no es un asunto que pueda resolverse de la noche a la mañana, pero a nadie le conviene que el problema de la basura espacial siga.
El asunto es, sin embargo, que hay muchas noticias falsas, «fake news», paparruchadas, como quieren decirles ahora, al respecto de la basura espacial y pululan gráficas impactantes como si la basura espacial casi cubriera el planeta (ver la imagen que ilustra el inicio de este artículo). La realidad es que si la basura espacial fuese el problema mostrado por las bonitas gráficas que ahora pueden hacerse por computadora, no se podría siquiera ver la Tierra desde la Estación Espacial Internacional. El problema es que no respetan las escalas… El punto es pues, aprender a dilucidar entre lo verdadero y lo falso. Hoy se plantean grandes retos para la vida humana, empezando por el cambio climático, pero es claro que estas noticias falsas no dan una perspectiva correcta y en el fondo no ayudan. Que nos sirva a manera de lección que no todo lo que brilla es oro y ante tanta cantidad de información que nos llega, tenemos que ser más críticos que nunca.