Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han desarrollado un sensor químicos capaz de detectar gases tóxicos en cualquier lugar utilizando un smartphone.
El sensor es un circuito cargado con nanotubos de carbono, que normalmente son altamente conductores pero que han sido envueltos en un material aislante que los mantiene en un estado altamente resistivo. Cuando se expone a ciertos gases tóxicos, el material aislante se rompe, y los nanotubos se vuelven más conductores. Esto envía una señal con una etiqueta NFC a un smartphone que esté situado cerca y que esté equipado con esta tecnología.
El sensor es lo suficientemente sensible para detectar menos de 10 partes por millón de gases tóxicos en tan solo cinco segundos. Partes por millón (ppm) es una unidad de medida con la que se mide la concentración. Por ejemplo, en un millón de granos de arroz, si se pintara uno de negro, este grano representaría una parte por millón.
«Estamos igualando lo que sepodría hacer con equipos de laboratorio de sobremesa, tales como cromatógrafos de gases y espectrómetros, que además de ser costosos, exigen personal capacitado para usarlo», dijo Timothy Swager, responsable de la investigación.
El coste de producción de cada sensor es de solo cinco centavos de dólar, ya que con un gramo de nanotubos se pueden fabricar aproximadamente cuatro millones de unidades.
Ahora los investigadores están aprovechando esta tecnología para diseñar un sistema de identificación por radiofrecuencia RFID que sirva para detectar gas nervioso o agentes asfixiantes ya sea en el campo de batalla o para que las personas que trabajan en entornos con sustancias químicas peligrosas.
Así mismo los sensores también se pueden aplicar en las alarmas de incendios o como sistema para detectar fugas en las baterías de cloruro de tionilo de litio, que se emplea sobre todo en instrumental médico y sistemas militares.
Referencia: MIT