Científicos de la Universidad de Washington, del Instituto Tecnológico de California y de Microsoft Research se encuentran desarrollando un nuevo lenguaje de programación, pero no se trata de los utilizados para crear aplicaciones o animaciones informáticas, sino de uno orientado a la generación de cadenas de ADN sintético, el cual se prevé tendrá el potencial para detectar enfermedades a nivel molecular.
Para dejarlo más claro podemos hacer una pequeña analogía al interpretar a los seres vivos como una máquina que funcionan a base de una molécula que llamamos el ADN.
El ADN, desde el punto de vista estrictamente matemático es una computadora. No solo tiene un conjunto de instrucciones (su software), sino que ella misma funciona como una memoria (su almacenamiento), y de paso funciona además para ejecutar instrucciones (su procesador). Todos estamos vivos porque el ADN está constantemente interpretando una serie de instrucciones que conlleva a la síntesis (formación) de otras moléculas (como proteínas), y en muchos casos esas otras moléculas sintetizan otras más menos complejas.
Por lo que desde este ángulo no existe diferencia entre un ser vivo y una PC. Ya que podría decirse que somos hasta cierto punto una máquina, en donde se ejecutan instrucciones, y la única diferencia entre todas estas máquinas es su complejidad y patrones de computación que la conforman.
De esta manera los investigadores desarrollaron este nuevo lenguaje como parte de una recopilación de descripciones de cómo funciona una red química, logrando a través de algoritmos expresar diferentes reacciones entre moléculas que permitirían la creación de ADN sintético con funciones específicas.
“Partimos de un resumen, de una descripción matemática en un sistema químico, para luego usarlo en el ADN y construir así moléculas que dan cuenta de la dinámica deseada. La visión es que con el tiempo, se puede utilizar esta tecnología para construir herramientas de uso general”, dijo el Dr. Georg Seelig responsable de la investigación.
La Fundación Nacional de Ciencia ha dado el visto bueno al proyecto y ha destinado un fondo de dos millones de dólares para continuar con el desarrollo del lenguaje. Aún no se encuentra listo para ser aplicado en la medicina, sin embargo, abre las puertas para que en un futuro se puedan crear moléculas que se unan a células y sirvan como sensores “inteligentes”. Estos podrían detectar problemas y responder cuando se les necesiten, logrando transmitir medicamentos directamente a aquellas células.
Referencia: Nature