Investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison han fabricaron en un laboratorio tejido de cuerda vocal capaz de transmitir sonido al ser implantadas en la laringe de perros y ratones. Un significativo avance para poder devolver la voz a las personas que han perdido las cuerdas vocales.
Las cuerdas vocales son dos bandas flexibles de músculo recubiertas de una delicada mucosa. Un tejido tan flexible como para vibrar con la entrada del aire en la garganta, pero tan sólido como para resistir cientos de vibraciones por segundo. «Es un sistema exquisito, muy difícil de replicar. Ningún otro tejido del cuerpo humano tiene semejantes demandas biomecánicas», dijo Nathan Welham, responsable de la investigación.
Para lograrlo, los científico utilizaron tejido de las cuerdas vocales de un cadáver y de cuatro pacientes a los que se les había extirpado la laringe. Posteriormente separaron en estas muestras en dos tipos de células diferentes: fibroblastos ( células que componen la mayoría de este tejido y le confieren su capacidad de vibrar) y células epiteliales (que son las que se alinean en la superficie y actúan como barrera para el aire).
Después de separarlas y purificarlas (pero sin necesidad de ningún otro proceso complejo, por ejemplo, para reprogramarlas o convertirlas en otro tipo de células), los científicos simplemente las colocaron en una especie de matriz en tres dimensiones donde las células fueron multiplicándose hasta recubrirla y poblarla completamente en sólo 14 días. Simplemente las dejaron crecer. «Este tipo de cultivo organotípico ya se ha usado, por ejemplo, para el cultivo de piel artificial, pero nunca antes se había hecho con células de las cuerdas vocales».
Antes de proceder a implantar estos pequeños centímetros artificiales en un ser vivo, se comprobó en el laboratorio (mediante una técnica denominada cromotografía líquida) cómo se estaban comportando las células. Demostrando que las proteínas de las cuerdas artificiales eran iguales a las de una real, lo que significaba que las células epiteliales y fibroblastos estaban comunicándose entre ellas y produciendo las proteínas necesarias para hacer que este tejido vibrase.
Así mismo ocurrió al ser trasplantadas a varios perros de laboratorio, unos animales cuya garganta es anatómicamente similar a la humana, donde el tejido trasplantado no sólo vibró normalmente con la entrada del aire, sino que emitió sonidos de manera normal.
“La voz es algo increíble, no pensamos demasiado en ello hasta que algo va mal», finalizo.