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Crean el primer bazo humano integrado en un chip

Investigadores del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB) y del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han desarrollado por primera vez un...

Crean el primer bazo humano integrado en un chip

Investigadores del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB) y del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han desarrollado por primera vez un modelo funcional de un bazo integrado en un chip que es capaz de actuar como este órgano filtrando los glóbulos rojos de la sangre.

El bazo es un órgano situado en el costado izquierdo, por encima del estómago. Con un tamaño similar al de un puño, forma parte del sistema linfático, que ayuda a proteger al cuerpo, eliminando los glóbulos rojos viejos y otros cuerpos extraños del torrente sanguíneo para ayudar a combatir las infecciones.

Este chip ha conseguido recrear a microescala las propiedades físicas y las fuerzas hidrodinámicas de la unidad funcional de la pulpa roja del bazo y, según los autores, este dispositivo podría servir para detectar posibles fármacos contra la malaria y otras enfermedades hematológicas como la anemia hemolítica.

La idea original de crear un “bazo en un chip” surgió del grupo de trabajo del profesor Hernando del Portillo, del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) del CRESIB, que estudia desde hace varios años el papel del bazo en la malaria, y del doctor Josep Samitier, director del IBEC, quien estudia las propiedades reológicas de la sangre, incluyendo aquella parasitada por malaria, para desarrollar sistemas de diagnóstico.

“Debido a las limitaciones éticas y tecnológicas de estudiar el bazo humano, conocido como la caja negra de la cavidad abdominal, ha habido muy pocos avances en su estudio”, dijo Del Portillo.

“El bazo filtra la sangre mediante un método único, haciéndola microcircular a través de lechos de filtración formados por la pulpa roja del bazo en un compartimento especial donde el hematocrito (el porcentaje de células rojas de la sangre) se ve aumentado, de modo que los macrófagos especializados pueden reconocer y destruir glóbulos rojos enfermos”,  dijo Antoni Homs, investigador del IBEC y coautor del estudio.

“El sistema, que simula la microcirculación de la sangre, ya se ha probado con glóbulos rojos humanos sanos y con infectados por el parásito de la malaria”, agrego.

Este tipo de dispositivos, conocidos como órganos en un chip, permite obtener sistemas para la búsqueda de nuevos fármacos o nuevos métodos de diagnóstico. Además, permite avanzar en el conocimiento de los órganos y sus enfermedades reduciendo el uso de ratones u otros animales de laboratorio.

 

Referencia: RSC

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