Los que vivimos aquí lo sabemos, pero para nuestros amigos del resto del país, Latinoamérica y España, vivir en la Ciudad de México es un desafío total. A pesar de su belleza y enorme oferta cultural y de entretenimiento, enfrenta muchos problemas que reducen su calidad de vida. Y este nuevo hallazgo científico con respecto a su ominosa contaminación seguro no la hará más entrañable.
Y es que según un estudio publicado en el especializado Journal of Alzheimer’s Disease (JAD) los elevados índices de contaminación que agobian a la capital de México, la CDMX, podrían estar relacionados con la propensión a desarrollar la lamentable enfermedad conocida como Alzheimer, en el que se reducen considerablemente la memoria y otras funciones cerebrales importantes de quien la padece.
La investigación fue desarrollada por científicos de las universidades de Montana, Valle de México, Boise State, Universidad Veracruzana, Instituto Nacional de Pediatría y la organización Paul-Flechsig-Institute for Brain Research, en coordinación con la compañía alemana Analytik Jena, que en su conjunto recopilaron sus datos a través de la observación del incremento de la incidencia de Alzheimer en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.
De acuerdo con el artículo publicado por el JAD el pasado 21 de diciembre, los habitantes de la Ciudad de México están expuestos a altos índices de contaminación, muchos por encima de la norma estadounidense, incluyendo micropartículas metálicas. El estudio consideró análisis de muestras tomadas de niños, adolescente y adultos jóvenes, y la conclusiones son extremadamente preocupantes.
No es la primera vez que se vincula a la Ciudad de México y sus elevados de contaminación con la incidencia de Alzheimer. En 2016 otra investigación con carácter científico desarrollada por la Universidad de Lancaster, Reino Unido, y publicado en el Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), estableció que en el tejido cerebral de personas que vivieron en la metrópolis mexicana existían pequeñas partículas de metal que se desprenden de los gases de escape de la combustión pueden introducirse por la nariz y viajar hasta el cerebro humano.
Una vez allí, sugieren los científicos, pueden causar daños en el cerebro y contribuir, por ejemplo, a la enfermedad de Alzheimer. Las otras ciudades consideradas en el estudio fueron Tokyo, Japón, y Bombay, India.