Predecir con precisión una posible erupción volcánica es algo muy difícil para los científicos, en parte, porque el comportamiento de cada volcán es diferente y a que pocos volcanes activos cuentan con sistemas de monitoreo.
Hasta ahora, los investigadores se basan en un aumento en la actividad sísmica (como ocurrió recientemente con el volcán Fadragalsfjall, en Islandia, el cual sigue arrojando lava), cambios en las emisiones de gas o hasta una deformación repentina del suelo, pero con base en un monitoreo constante y predecir el fenómeno con unos días de antelación.
Ahora, mediante el uso de datos satelitales, científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA y la Universidad de Alaska han desarrollado un nuevo método que podría saber cuándo habría una erupción volcánica con meses o hasta años de antelación, según publicó la NASA en un comunicado.
La investigación, publicada originalmente en la revista especializada Nature Geoscience, analizó 16 años y medio de información de radiación de calor obtenida por los espectrorradiómetros de imágenes de resolución moderada, instrumentos conocidos como MODIS, por sus siglas en inglés, que están en los satélites Terra y Aqua, de la NASA. Los datos se obtuvieron de diversos tipos de volcanes que han hecho erupción en las últimas dos décadas.
“La nueva metodología se basa en un aumento sutil, pero significativo de las emisiones de calor en grandes áreas de un volcán en los años previos a su erupción”, explicó Társilo Girona, autor principal del estudio, quien fuera miembro del JPL y ahora forma parte de la Universidad de Alaska. «Nos permite ver que un volcán se ha vuelto a despertar, a menudo mucho antes de que aparezcan las otras señales».
Los resultados del estudio fueron uniformes, incluso a pesar de las diferencias entre los volcanes de los que se sacó la información. Es decir, en los años previos a una erupción, sin importar el tipo de volcán, la temperatura que irradia de la superficie en gran parte del volcán se incrementó alrededor de un grado Celsius con respecto a su estado normal y se disminuyó después de cada erupción. Este incremento en la temperatura no se focaliza en puntos específicos, sino en la superficie general, en amplias áreas de los volcanes, especificaron los científicos.
El incremento en la temperatura podría ser a causa de la interacción entre los depósitos de magma y los sistemas hidrotermales. Sin embargo, los investigadores reconocen que también podrían influir otros procesos ya que la comprensión del comportamiento volcánico sigue siendo limitada, a pesar de que ha mejorado en los últimos años.
Vale la pena recordar que en lo que va del año, ya se ha registrado bastante actividad volcánica, como la erupción del mencionado volcán Fadragalsfjall, cerca de la capital islandesa. Además, el volcán Pacaya en Guatemala escupió ceniza y tiene ríos de lava saliendo de sí, mientras que el volcán Sinabung, en Indonesia incrementó su actividad, el volcán Etna, en Italia, también ha presentado varias erupciones en lo que va del año, y apenas la semana pasada, el volcán La Soufriere, en la isla caribeña St. Vincent presentó actividad escupiendo una columna de cenizas y provocando la evacuación de gente alrededor del volcán porque se espera una posible erupción.