Científicos del MIT y del Hospital General de Massachusetts han desarrollado un dispositivo implantable capaz de que suministra la quimioterapia directamente a los tumores pancreáticos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que el cáncer es responsable de aproximadamente 13% de las muertes en el mundo, más que las que causan el VIH/sida, la tuberculosis y la malaria juntas. Para 2030 se estima que el número de casos aumentará 62%, elevando la cifra a 13,1 millones de personas.
«Está claro que existe un enorme potencial para un dispositivo que puede localizar el tratamiento en el sitio de la enfermedad. Al implantarlo, el dispositivo consigue liberar de manera localizada los fármacos para controlar la progresión del tumor y potencialmente reducir el tamaño para que pueda ser eliminado por el cirujano», dijo Laura Indolfi, responsable de la investigación.
El dispositivo consta de un polímero muy fino y flexible llamado PLGA que puede enrollarse e introducirse en un estrecho tubo que se inserta en un catéter. Una vez que alcanza el páncreas, el dispositivo se despliega, se adapta a la forma del tumor y va liberando de forma programada los medicamentos que contiene. El material se ha diseñado de forma que solo secreta las sustancias por el lado que se halla en contacto con el tumor, lo que minimiza los efectos secundarios en los órganos cercanos.
En el estudio con ratones, encontraron que este enfoque era hasta 12 veces más eficaz que administrar fármacos quimioterapéuticos mediante inyección intravenosa, que es como los pacientes con cáncer generalmente se tratan ahora.
Los investigadores compararon dos grupos de ratones que tienen tumores pancreáticos humanos trasplantados. Un grupo recibió el implante de liberación de fármacos cargados con el fármaco paclitaxel quimioterapia, y el otro recibió inyecciones sistémicas de la misma droga durante cuatro semanas.
En ratones con el implante de liberación de fármacos, el crecimiento tumoral se redujo, así mismo el tratamiento localizado también aumentó la cantidad de tejido necrótico (células cancerosas muertas que son más fáciles de eliminar quirúrgicamente) y fue capaz de reducir la metástasis a órganos cercanos.
Sin duda una investigación que abre la posibilidad de nuevos tratamientos contra el cáncer donde las inyecciones fracasan.
Ahora, los investigadores están ahora preparando para diseñar un ensayo clínico para los pacientes humanos, así como probarlo en diferentes tipos de cáncer como los tumores del tracto gastrointestinal.
Referencia: MIT