Científicos de la Universidad Complutense de Madrid lograron utilizar células madre como vehículo para trasportar nanopartículas cargadas con fármacos antitumorales. La capacidad migratoria de estas células les permite llegar al tumor, donde expulsan las nanopartículas.
Las células madre son células no especializadas que tienen la asombrosa capacidad de convertirse en muchos tipos de células diferentes del cuerpo. Al servir como una especie de sistema de reparación tienen una destacada capacidad migratoria, es decir, que pueden viajar hacia lugares donde se haya producido algún daño a los tejidos.
De esta manera los investigadores utilizaron estas células para insertarles nanopartículas de sílice cargadas con un fármaco antitumoral.
En el estudio se realizaron pruebas en dos modelos, uno con líneas celulares de laboratorio (in vitro) y el otro con ratas (in vivo). En ambos, los investigadores demostraron que las nanopartículas de sílice no son tóxicas para las células madre y que no afectan a su capacidad migratoria.
“Estamos utilizando estas células como transporte de nuestras nanopartículas. Esa capacidad de traslado hacia tumores de mama la hemos estudiado tanto in vitro como in vivo, y hemos observado que llegan a su objetivo gracias a estos fantásticos vehículos celulares”, dijo Ana Isabel Flores, responsable de la investigación.
Los científicos han conseguido que el proceso de insertar las nanopartículas en las células sea rápido y eficiente (de unas dos horas) y han logrado que éstas se queden en su interior durante largos períodos de tiempo (como mínimo, cinco días).
También han logrado cargar un citotóxico (doxorrubicina) habitualmente empleado como fármaco antitumoral en las nanopartículas y que, tras introducirlas en las células, provoca la muerte de células tumorales.
El proceso se basa en cultivar células madre de placenta en el laboratorio sobre las que se añaden las nanopartículas previamente preparadas y modificadas para favorecer su internalización.
Entre las principales ventajas del sistema está que, al atacar directamente al tumor, se evitan los efectos secundarios de una terapia antitumoral convencional. Además, se duplica el efecto, puesto que a la capacidad destructora de tumores de este tipo de células, se le añade la del fármaco que viaja a bordo de la nanopartícula.
Los científicos también destacan que utilizar estas células no implica ningún dilema ético, como sí ocurre con las células madre embrionarias. “Como provienen de un adulto (la madre) que da su consentimiento, no plantean ningún tipo de conflicto ético”, agregó Flores.
Referencia: Science Direct, SINC